La Reina, el hechicero y el guerrero - Capítulo 2: La sonata de Benjamin

  



  • - Trish.. Despierta, Sh...  - Trisha comenzaba a abrir los ojos totalmente desconcertada, levante mi mano lentamente de su boca ordenandole silencio. - Despierta y toma esto, ¿sabes usarlo? 

  • - ¡Oh....! 

  • - ¡Sh! Nos van a esuchar. 

 

Trish se incorporó y tomó la Havoc Blade de mis manos. Pude notar que intentaba recomponer su expresión asustada a una más neutra sin embargo sus ojos aún la delataban mientras miraba la espada y a mi simultáneamente.  

 

  • -¿Qué son Eloise?  

  • - Son monos...  

  • - ¿Monos? ¿Aquí?  

  • - Si,  están cazando medusas, silencio...  

 

Nos ocultamos tras los arbustos que la noche anterior habíamos construido como camuflaje mientras escuchábamos los llantos agonizantes de las medusas e hydras junto con gritos de regocijo y celebraciones de los monos por aquella caza fructífera; era un espectáculo de escalofríos que duró al menos cuarenta minutos hasta que poco a poco el silencio comenzó a reinar nuevamente.  

 

  • - ¿Qué hacían tan lejos, Eli? ¿A caso no tienen criaturas para cazar y alimentarse cerca de Tiquanda? 

  • - La medusa es el banquete que sirven en el Kerkopy, que es el año nuevo de los simios y aunque faltan algunas semanas, creo que ya se empiezan a prepararse para sus celebraciones 

 

“Cultura y mitología” la asignatura más interesante de todas las pruebas y la menos valorada. Siempre me imaginé siendo profesora de esta materia al crecer y poder comunicar la historia y cultura de una manera más envolvente y cautivadora. Ahora, este deseo se siente un tanto distante y pareciera que han pasado muchas lunas llenas desde que estuvimos en el calor de nuestro hogar por última vez, sentadas tomando chocolate caliente al lado de nuestro padre y Kespian. Alejé estos recuerdos rápidamente de mi mente al sentir un nudo en la garganta formándose con un sabor amargo de tristeza, ha pasado una noche apenas y aún nos faltaban al menos quince. 

 

Antes de escoger ser Sorcerer pensé que mi vocación sería Knight, sin embargo y no sabría explicar el por qué, un segundo antes de la definición, mi decisión fue ser una bruja. En la adrenalina del momento se me olvidó por completo que Trisha aún no había completado sus pruebas ni tenido ningún entrenamiento previo a las mismas. Nos levantamos y tomé una Gnome Sword que Kespian nos había empacado para elviaje, Trisha tendría su primer entrenamiento conmigo. Puede que me encuentre bastante oxidada, pero algo he de poder trasmitirle de mis habilidades. 

 

  • - Piernas firmes Trish y tus sentidos muy afilados, empezaremos con lo básico...  

 

Faltaban apenas un par de horas hasta el amanecer y con los primeros rayos del sol terminó nuestro entrenamiento. Empacamos nuestras trampas de camuflaje mientras desayunábamos panes con fruta y emprendimos nuestro camino nuevamente. El camino a Svargrond lo tenía frescamente marcado en mi memoria tras las lecciones geográficas de las pruebas, mi memoria es excelente. Nos encontramos entre el palacio de asuras y la torre de medusas y por la presencia de los monos la pasada noche, tendremos que alargar el camino lo más al sur posible de las tierras de los simios para llegar al puerto de barcos.  

 

  • - La decisión de tu vocación es una o sino la más importante que estarás tomando en tu vida Eloise, además que un requisito para ser inscrita en las tres pruebas. ¿Has pensado sobre esta elección?  

  • - Padre, el profesor Daski en los entrenamientos comenta que mi habilidad con la espada tiene un potencial inminente, pero no sé... Algo de la hechicería me atrae como si me llamara hacia algo, pero ¿y si termino no siendo tan buena? 

 

 Últimamente he tenido sueños muy “nublados” en donde me encuentro en lo más alto de una torre en ruinas. Hay muchas nubes alrededor o humo, no estoy segura... Y cada sueño comienza de la misma manera: empiezo examinando la sala, en medio de la neblina se vislumbran estatuas y lámparas. Una sensación me invade el cuerpo que comienza en mi pecho, extendiéndose a mis extremidades y puedo sentirla cosquilleándome hasta la parte trasera de mi cuello, lo cual me causa un escalofrío que me estremece. El calor en la palma de mis manos me hace voltear la vista hacia ellas y me exalto al verlas envueltas en unas llamas violeta, pero estas no me queman, en vez de eso me invaden de adrenalina Y me despierto... 

 

  • - ¿Eloise¿Hola?  

  • - ¿Cómo?  

  • - ¿A dónde te fuiste? Te he estado diciendo cosas importantes 

  • - Perdón padre, estuve pensando en… En las pruebas.  

 

Le mentí. En parte porque explicarle algo que es tan confuso se siente muy complicado, por otra parte, porque este sueño se siente inexplicablemente  diferente. Me despierto emocionada, sobresaltada, empapada en sudor y mis manos ardiendo en temperatura; tengo miedo de lo que pueda significar contárselo a alguien más, incluso a mi familia.  

 

  • - Me inscribiré con vocación de Sorcerer 

  • - Me parece una buena elección, Hija.  Serás una excelente bruja igual que tu madre.

 

 

 

Llegamos a la capital de Thais, la ciudad más antigua de Mainland y donde reina el rey Tibianus III en su castillo, al final de la calle principal de la ciudad. El viaje en barco fue turbulento, pero más breve de lo que ambas esperábamos y nuestro camino hacia el puerto de Port Hope no tuvo mayores contra tiempos ya que escogimos una buena ruta desierta de civilización y rica en fauna diversa. 

 

Tuvimos dos días de relativa paz, cazamos crías de panda para alimentarnos por las tardes y continuamos con las rutinas de entrenamientos de Trisha diariamente por las madrugadas, las habilidades de Trish con la havoc se ven mejorando, al menos lo suficiente para poder defendernos en caso de cualquier ataque o invasión de simios o lo que sea con lo que nos podremos encontrar en el camino a Svar. 

La tarde estaba cayendo y nos quedamos en el primer establecimiento que encontramos saliendo del barco, parecía ser la taberna principal de la capital o tal vez llegamos en un día de mucha concurrencia; de cualquier forma, era mucho mejor que estar durmiendo por la selva de Tiquanda y cazando animales salvajes para alimentarse.  

 

  • - Una cerveza, por favor.  


 

Había un joven como de mi edad cuidando las mesas de la posada y atendiendo a sus solicitudes. Me volteó a ver como cuestionándose de quién venía esa voz y lanzó una mirada de curiosidad. Yo sé perfectamente que
soy aún menor para para pedir una cerveza, pero en el sur los chicos tomamos las tradiciones de los adultos
muy rápido, nuestros padres nos orientan a la madurez desde temprano debido al contexto de nuestros pueblos. 



Le sostuve la mirada al chico y esta se desplazó sus ojos la pequeña Trish con una expresión de empatía.  

 

  • - ¿Y para ella?  

  • - Un jugo de calabaza para mí. - respondió Trisha.  

 

El chico me regresó la mirada dirigiéndome una media sonrisa tímida y siguió su camino hacia la cocina.  

 

“En los altos cantos y de los altos truenos  

Sale el fuego y destrucción encuentro...  

Donde el trono arde y a la muerte espero 

No nos vencerán...”  

 

Al fondo, en otro mostrador se encontraba un señor viejo cantando y vendiendo paquetes a los viajeros, ofreciéndolos para mantener las pertenencias juntas en el viaje, aunque con la situación de hoy no se podría ver de mucha utilidad ya que todos viajan con armaduras y espadas, yendo y viniendo de un lado a otro del mapa por la guerra. Las canciones no hacían sentido y aunque la tonada parecía alegre, la letra era fría y afligida.  

 

  • - Él es el viejo Benjamin, yo soy Naji. Disculpa, te vi viendolo desde que salí de la cocina.  

 

Una ola de vergüenza se movilizó dentro de mí.  

 

  • - ¿Sobre qué es su canción? 

  • - No estoy muy seguro... los adultos no han querido contar muy bien su historia, solo sabemos que perdió la memoria y ahora solo canta canciones que a veces hacen sentido y a veces no. Pero es una persona querida en el pueblo y se quedó vendiendo cosas para los viajeros.  

 

Naji hizo un ademán de indiferencia al finalizar sus últimas palabras, terminó de servirnos nuestras bebidas y se alejó a continuar sirviendo a las demás personas.  

 

“En la torre final,  

Entre llamas y gas,  

Renace la corona real”.  

 

Saqué un pedazo de pan que llevaba en la bolsa y lo compartí con Trisha mientras escuchaba a Benjamin cantar sus letras disparatadas. Era una melodía agradable, las notas de ella parecían tener una armonía tota donde una nota seguía a la siguiente casi intuitivamente y te hacía escucharla como una canción victoriosa; aunque cuando te enfocabas en la letra se tornaba una sonata afligida y vacía, un contraste inusual que ciertamente me llamó mucho la atención.  

 

  • - Espérame aquí Trisha, ya vuelvo. Iré por... por otra cerveza.  

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